El vecino del pueblo Ramón Andrés encontró carbón en el pago de los Camarillo, en el monte. (Así lo afirma la leyenda, aunque en realidad ya había explotaciones desde 1841).

A partir de esta década se comienzan a explotar masivamente las minas de la zona. Ingenieros de toda España acuden en las décadas sucesivas a la zona a realizar estudios, así como a explotar nuevos pozos. .

La mina “la Juarreña” llega a producir 5000 quintales al año.

Pablo Pradera, dueño de la mina San Lorenzo, se asocia con el empresario inglés Richard Preece Williams para construir un ferrocarril que atraviesa la sierra de Atapuerca y sirve para transportar el carbón extraído en las minas de la zona. Dicho proyecto no llegaría a buen puerto, pero las excavaciones realizadas durante su construcción serían fundamentales para el descubrimiento de los yacimientos de Atapuerca, décadas después.

Durante una nevada que dejó aislada Burgos, Pablo Pradera se ofrece a proporcionar carbón a la ciudad si las instituciones le ayudan a transportarlo. El ejército se movilizó para despejar los caminos de San Adrián de Juarros a Burgos, con el fin de que las mulas que transportaban el carbón pudieran acceder.

Las minas de la zona de Juarros producen 4600 toneladas anuales de carbón.

Pablo Pradera ordena instalar un tranvía aéreo que permite transportar el carbón de su mina salvando el río Salgüero, ahorrando así tiempo en el transporte. Lamentablemente, de dicho tranvía no queda ningún resto hoy en día.

El hambre y la posguerra hacen que muchas personas de los alrededores, desde campesinos hasta mineros de otras comarcas, emigren a San Adrián y Brieva de Juarros para trabajar en las minas de la región. La población del pueblo aumenta hasta las 400 familias.

Se comienza a explotar el pozo San Ignacio. Tras una interrupción, en 1945 se comienza a explotar de nuevo, esta vez con una caldera de vapor para producir electricidad con la que mover las bombas y ascensores.

Mueren diez mineros en una inundación en una galería, producida mientras se buscaban nuevas vetas.

Mueren el sacristán y otra persona al caer por accidente al pozo San Ignacio.

Cierran las minas debido a la falta de rentabilidad y de calidad del carbón local. En aquel momento, las minas producían 10000 toneladas anuales.

Se funda en San Adrián de Juarros la Sociedad Recreativa Cultural, para rescatar del olvido el sendero.

El sendero es homologado por la Federación de Montaña de Castilla y León.